martes, 2 de diciembre de 2008

La Contradiccion Fundamental

La  Contradicción Fundamental en la Argentina

 

INTRODUCCIÓN

En los albores de nuestra Patria, José de San Martín daba la libertad a medio continente ante la CAUSA DEL GENERO HUMANO.

A fines del siglo XIX, otro prohombre americano, Leandro Nicéforo Alem fundador de la Unión Cívica Radical, definía el accionar del movimiento que nacía diciendo: NUESTRA LUCHA ES POR LA CAUSA DE LOS DESPOSEÍDOS.

Con esta bandera fue encabezada la lucha contra el UNICATO que tuvo su expresión más relevante en la REVOLUCION DEL PARQUE el 26 de Julio de 1890, a raíz de la cual posteriormente cae el gobierno de Juárez Celman. Esta lucha continuó en la búsqueda del SUFRAGIO UNIVERSAL Y SECRETO generando las REVOLUCIONES DE 1893 Y 1905.

La Unión Cívica Radical, ya liderada por Hipólito Yrigoyen proclama ante el mundo LA CAUSA de la democracia gobernando la Argentina, LA CAUSA del pueblo gobernándose a si mismo, LA CAUSA CONTRA EL REGIMEN FALAZ Y DESCREÍDO.

A través del análisis de nuestra historia vemos que siempre existió el mismo enfrentamiento en el seno de la sociedad Argentina.

Yrigoyen convoco al pueblo a luchar contra las minorías defensoras del privilegio y nuevamente fue levantada la bandera de LA CAUSA CONTRA EL REGIMEN.

En la actualidad el problema fundamental de Argentina sigue siendo el mismo. Las minorías defensoras del privilegio dispuestas a todo con tal de mantener sus prerrogativas, enfrentadas a la mayoría del PUEBLO ARGENTINO.

Es decir, la causa frente al régimen, la democracia o la dictadura militar, justicia social o minorías privilegiadas, liberación o dependencia, pueblo o antipueblo. Esta es la Contradicción Fundamental en la Republica Argentina de nuestros días.

 

Junta Coordinadora Nacional

 

JUVENTUD RADICAL

 

Republica Argentina, Junio de 1983.

 

 

1- Concepto

 

Damos el nombre de contradicción fundamental al enfrentamiento principal de sectores sociales en una sociedad determinada, que por su importancia trasciende el marco de los demás enfrentamiento sectoriales que existen los cuales adquieren un carácter secundario y proyecta sus consecuencias hacia todos los sectores de esa sociedad. En toda sociedad hay gran número de conflictos, tensiones y luchas de todo tipo: de orden económico, cultural, político, religioso, racial, etc.; la verificación y determinación de cual es el conflicto o contradicción fundamental es la guía más adecuada para saber hacia donde debemos orientar nuestra política. Saber determinar la contradicción principal, sus características, su dimensión y sus componentes sociales, así como saber elaborar su solución es el paso fundamental para el análisis de una sociedad y para el desarrollo de una actividad política correcta.

 

La contradicción fundamental se expresa de diversas formas y en diversos planos. Un problema que traba el desarrollo nacional e impide la realización de un país el nuestro, por ejemplo- abarca un complejo de situaciones en todos los ordenes, inseparables los unos y los otros, de ahí que en nuestro análisis no debemos esquematizar nuestra visión para reducirla a un solo sector de la realidad- el político, por ejemplo- sino que debemos estudiar el problema principal en su totalidad, sus matices y grupos sociales integrantes, la forma en que actúan y se relacionan entre si, para encontrar la solución mas adecuada a la contradicción fundamental, superarla y pasar a un estadio mas elevado del desarrollo social, seguramente con otra contradicción principal y otros problemas. Todo debe ser motivo de un análisis objetivo y desapasionado: la actuación de las clases sociales, de los grupos de poder, de los factores de presión, de las organizaciones populares y antipopulares, de las instituciones armadas, etc.


2- La Contradicción Fundamental en la Argentina actual.

 Luego de analizar objetivamente la historia Argentina, el funcionamiento de nuestra economía, de nuestra política y de nuestra cultura, los jóvenes radicales hemos coincidido en que la contradicción fundamental en nuestro país es de carácter nacional es decir que, lejos de parcializar la zona de conflicto, este se extiende a todos los ámbitos de la vida nacional, o sea que nuestro problema principal no tiene como determinante el conflicto por la distribución del ingreso entre trabajadores y empresarios, ni pasa por enfrentamientos raciales o religiosos, ni por la lucha entre un partido político con otro en los procesos electorales. La contradicción fundamental que sufre la Argentina es la que enfrenta a toda la Nación con los intereses de todo orden que quieren destruirla.

 

Los protagonistas de esta contradicción son: el Pueblo Argentino por un lado y el complejo antinacional oligárquico-monopólico-imperialista por el otro.

 

La Nación necesita independencia para lograr su realización y la felicidad de su pueblo. El complejo antinacional necesita, por lo contrario, un país debilitado para hacer buenos negocios y para ello se da una tarea de debilitamiento de la Nación, en todos los órdenes: económico, político, cultural, moral.

 

Son dos campos sociales, dos polos económicos, políticos e históricamente irreconciliables, a los que también denominamos Pueblo y antipueblo. Son irreconciliables porque sus intereses son correlativamente divergentes, es decir que el beneficio de uno lleva implícito el daño a los intereses del otro y la evolución del proceso social y económico conduce inexorablemente a una acentuación de esta contradicción fundamental que se hace cada vez mas tensa y solo se resolverá con la Destrucción Integral de uno de sus polos y el Triunfo del otro.

 

Este carácter irreconciliable entre los intereses del pueblo Argentino y los de sus enemigos se ira comprendiendo y profundizando a medida que se avance en el estudio de las contradicciones y de las luchas concretas del pueblo por sus reivindicaciones, contra el antipueblo, y la naturaleza esencialmente diferente de los componentes de ambos campos.


3- Componentes sociales de los dos términos de la Contradicción Fundamental.

 

Al definir a la contradicción fundamental en la Argentina como una contradicción de características Nacionales, lo hacemos para comprender la complejidad de su estructura, de su dinámica interna y de sus expresiones. Con esto queremos decir que el problema Argentino tiene riqueza en matices mucho más grande que si la lucha principal fuera entre trabajadores y empresarios, por ejemplo, como lo es en algunas sociedades mas desarrolladas.

 

Componen el campo del Pueblo, la clase trabajadora urbana y rural, las clases medias (pequeña y mediana burguesía comercial, industrial y rural), los profesionales, la intelectualidad progresista y el movimiento estudiantil. Cualitativamente abarca más del 95 % de la población y de su trabajo sale la producción Nacional.

 

Componen el campo del antipueblo, los grupos económicos y empresariales vinculados al imperialismo norteamericano, ingles, europeo y multinacional, la oligarquía terrateniente, los monopolios exportadores e importadores y de la intermediación, y la oligarquía financiera. Cuantitativamente conforma el 5 % de la población y posee en sus manos la inmensa mayoría del poder económico y de la producción Argentina. Históricamente ha tenido el manejo de los resortes económicos y culturales claves y es el gran responsable del atraso del país, por haber utilizado siempre el trabajo del Pueblo Argentino en función de sus intereses parasitarios.

 

Párrafo aparte merecen las Fuerzas Armadas y la Iglesia. Si bien creemos en la necesidad de que la Nación tenga sus F.F.A.A., las actuales no tienen nada que ver con las que el país necesita; pues se han convertido en un ejercito de ocupación de su propio territorio, para posibilitar así que los personeros del imperialismo apliquen las políticas que les dictan sus patrones desde los centros del poder mundial (Vg.: gestiones de Pinedo, Alzogaray, Krieger Vasena, Martínez de Hoz). Argentina necesita F.F.A.A. modernas, eficaces, profesionales sin servicio militar obligatorio y firmemente consustanciadas con la Nación. Las escuelas militares deben formar hombres de la talla del Gral. San Martín y del Gral. Mosconi; Uriburus, Videlas y Cia. deben ser parte de la historia negra Argentina que debemos enseñar a las nuevas generaciones para que jamás se vuelva a repetir las circunstancias que posibilitaron que estos nefastos personajes junto a los ministros de economía antes nombrados vuelvan a dirigir los destinos de la Argentina, en beneficio de los intereses del imperialismo de turno y sus circunstanciales personeros.

 

La Iglesia Católica a través de la doctrina social y luego de las Conferencias del Episcopado Latinoamericano de Medellín y Puebla, se ha preocupado profundamente por el hombre que sufre situaciones de pobreza y relaciones de injusticia..., pero lamentablemente la estructura formal de la Iglesia Católica Apostólica Romana de nuestro país no ha participado con énfasis en la lucha por la democracia y la igualdad de los pueblos de nuestra América pobre, como lo han hecho Iglesias de países hermanos.

 

4- Forma de acción política del antipueblo.

 

El campo del antipueblo caracteriza su accionar a través de los distintos sectores que lo conforman. Los grupos económicos y empresarios vinculados al imperialismo utilizan la política imperialista mundial de cuyo sistema la Argentina forma parte. En ese sentido, el imperialismo intenta determinados roles para los distintos sistemas económicos nacionales que domina o trata de dominar; normalmente, este rol es el servir de válvula de escape a las superproducciones y excesos industriales de los países centrales, no solo de bienes de consumo sino de bienes de capital y maquinas herramientas. La dependencia de países neocoloniales, en síntesis, es indispensable para la existencia del imperialismo ya que de no existir estos sistemas escapes, las crisis económicas se producirán dentro de los límites nacionales de los países centrales.

 

A los grupos imperialista les interesa actuando en consecuencia- convertir a las economías de los pueblos que sojuzgan en apéndices del sistema imperialista, aunque esto provoque el estancamiento y el atraso de los países dependientes.

En algunos casos empujan inteligentemente una falsa política de desarrollo que posea bases económicas en los países dependientes, sino que este caracterizada por la subordinación tecnológica que mantiene a través de sus equipos industriales excedentes y en desuso que son vendidos a los países coloniales como ayuda para ese desarrollo. Por supuesto que esta ayuda nunca esta dirigida a las verdaderas causas del atraso, ni a sentar las bases de un sistema económico Nacional Autónomo, autosostenido e independiente, asentado sobre el desarrollo de las industrias básicas: industria pesada, de bienes de capital y de maquinas-herramientas. Por el contrario, las característica de la ayuda es el interés del imperialismo al que no le importa ni tiene en cuenta las necesidades locales, sino sus motivaciones empresarias monopólicos.

 

Por su parte, los sectores entreguistas de la burguesía desarrollan una acción política imperialista sumamente peligrosa por la sutileza y aparente razonabilidad y además, por la imagen de modernista y transformadora de que suele disfrazarse. Es consecuentemente abrazada por empresarios con vocación de entrega que luego se transforman en gerentes de monopolios extranjeros o burguesía gerencia y esconden esta naturaleza esencialmente antinacional por un leguaje aparentemente antiimperialista destinado a confundir a las clases populares. Así, por ejemplo, hablan de romper la estructura agro-exportadora, de tecnificar el agro, de racionalizar los servicios públicos y de transformar la estructura agrícola-ganadera y pastoril de nuestra economía por una estructura industrial moderna.

 

Pero lo cierto es que esa vocación de desarrollo es en aquellas áreas industriales en las que tienen excedentes de equipos industriales los países centrales. Que la tecnificación del agro debe encararse sin preocuparse de la transformación del régimen de tenencia de la tierra, o sea sin realizar la reforma agraria. Que el desarrollo Argentino debe basarse en el capital extranjero ya que da por supuesta la aberración de sostener que el ahorro Nacional no alcanza para financiar el desarrollo. Sostiene que la única dependencia nacional se produce por la estructura fundamentalmente agropecuaria de la economía, confundiendo deliberada e intencionalmente los términos para después sostener que el remedio consiste en dar a la economía un desarrollo industrial, cualquier desarrollo industrial, cuando la verdad es que con un desarrollo industrial dependiente, los vínculos de dominación imperial son aun mas fuertes que con un desarrollo agropecuario dependiente, ya que a la denominación clásica se une la tecnología: el país queda atado para la renovación de equipos, repuestos, financiación, etc., al imperialismo.

 

En síntesis, este esquema pretende cambiar el contenido económico Nacional, de agropecuario que no es tal pues existe un grado de desarrollo capitalista deformado en industrial, pero sin alterar los términos de las dependencia, e incluso agravándolos.

 

La política imperialista no solo encuentra sus defensores en los sectores entreguistas de la burguesía, sino que también es defendida por la oligarquía terrateniente- clase social que ocupa el decanato en política antinacional y por el liberalismo.

 

Tradicional aliada del imperialismo ingles, la oligarquía terrateniente defiende el libre empresismo como doctrina económica para favorecer de esta manera la colocación de sus carnes y cueros, y coincidiendo objetivamente con los intereses imperialista. Afianza sus lazos con los monopolios exportadores e importadores, con los intereses de la intermediación y con los capitales frigoríficos ingleses, regulando y deformando el desarrollo económico Argentino.

 

La oligarquía no es, normalmente, desarrollista. Le interesa mantener sus privilegios como clase social y su ideología es la del más crudo liberalismo, libre aduanista y antiestatista. Sus intereses se centran en la propiedad latifundista de la tierra y aprovecha rentas parasitarias a través de las formas semifeudales de la aparcería, la mediería y el arrendamiento. Esto no le impide haber desarrollado algunas formas capitalistas de explotación agraria, pero siempre sobre la base de la propiedad latifundista.

 

Su idea como clase es una sociedad con poca población humana y mucha población vacuna- un habitante cada cuatro vacas como alguna vez dijo Faustino Fano, ex presidente de la Sociedad Rural Argentina- y sus concepciones son, sin lugar a dudas, sumamente retrogradas desde el punto de vista económico.

 

El vínculo tradicional de la oligarquía latifundista con el imperialismo se manifiesta por ejemplo a través de los monopolios exportadores e importadores. Bunge & Born, Dreyfus, etc., son el lazo económico que completa el circuito antinacional, teniendo en sus manos la comercialización de la gran mayoría de la producción agropecuaria Argentina. Los beneficios de comercio exterior, así, no pasan a financiar el desarrollo independiente del país; todo lo contrario, a través de la banca privada extranjera o pseudonacional, pasa a financiar la radicación de empresas multinacionales que luego giran libremente al exterior sus dividendos, royalties, derechos de marca y fabricación, etc., fortaleciendo de esta manera la dependencia.

 

Respecto de la oligarquía financiera, esta instrumenta su acción política en los países de economía capitalista dependiente como el nuestro, en base a las líneas directrices que a nivel mundial son trazadas por los grandes centros del poder financiero internacional.

A fines de colocar en las áreas claves del gobierno a funcionarios vinculados con sus intereses, aquellos centros de poder digitan y respaldan la irrupción de regímenes totalitarios, generalmente encabezados por sectores comprometidos de las F.F.A.A., que desde 1930 han actuado de esta manera sistemáticamente.

 

A partir de ello, su labor consiste en lanzar determinados paquetes de medidas cambiarias, arancelarias, impositivas y crediticias ordenadas desde el exterior, que desalienten la producción Nacional y favorezcan el establecimiento y enriquecimiento del mayor numero posible de sucursales multinacionales y seudonacionales de aquellos grandes grupos financieros, sin ofrecer trabas para que sus enormes utilidades puedan ser giradas libre y fácilmente hacia sus oficinas centrales.

 

Dado que los gerentes y directores de estos grupos financieros son a su vez funcionarios del gobierno, por medio de estas medidas como por ejemplo el manejo de las tasas de interés, la subvaluación arbitraria y artificial de las divisas, los porcentajes arancelarios de la exportación y la importación, y la política fiscal-, se opera un evidente transferencia de la riqueza Nacional basada en la producción, hacia los factores de la especulación financiera, ya que el dinero que ellos manejan, elemento de por si improductivo, se ha transformado en el eje del sistema económico.

 

Así se produce el deterioro del aparato productivo agropecuario e industrial, el desmantelamiento de las economías regionales, la caída del salario y la desocupación de las clases trabajadoras, etc., con lo cual se frenan todas las posibilidades de desarrollo del país dependiente.

 

Por otra parte este tipo de acción política debe estar necesariamente apoyado en el crecimiento desmedido de la dominación militar sobre la sociedad civil, con el correlativo incremento de los gastos de seguridad y la confiscación de las libertades publicas y las garantías individuales por medio de un complejo aparato represivo que le asegure el desmantelamiento de todas las organizaciones políticas y sociales que a través de la participación popular puedan oponer alguna resistencia en defensa del interés general, la represión física e ideológica, la esterilización masiva de la creatividad popular, la colonización, el manejo de la información, etc., para evitar todo foco de oposición al sistema, al cual termina por destruir por completo el aparato productivo de la Nación y lo que es mas grave, modifica su estructura social en función de lograr que una ínfima minoría o elite intelectual que mantiene la posibilidad de acceder a la cultura, con el poder económico y orientación castrense, gobierne a todo un pueblo económicamente empobrecido y culturalmente adormecido.

 

Los intereses del antipueblo tienden pues, necesariamente, a desconocer las necesidades de las grandes mayorías populares. El resultado de la política del antipueblo en el poder, defendiendo sus mezquinos intereses, produce resultados negativos en todos los sectores del campo popular.

 

En la clase trabajadora, cuyos salarios son congelados o mínimamente aumentados por la política imperialista; cuyas fuentes de trabajo son cerradas o racionalizadas, sin crearse otras nuevas, cuyos sindicatos son intervenidos si protestan: cuyas conquistas sociales son barridas y negadas y cuyo índice de desocupación aumenta cada día más.

 

En los empleados públicos, objeto de irracionales prescindibilidades llevadas periódicamente adelante con el pretexto de reducir los gastos del Estado, que se elevan a suma siderales, no por los sueldos abonados a los empleados, sino por los derroches armamentistas y el servicio de la deuda externa contraída con los gobiernos antipopulares.

 

En los jubilados y pensionados, cuyas cajas son intervenidas y saqueadas. En los técnicos obligados a emigrar por el estancamiento del país. En los profesionales afectados por la situación general de iliquidez; en los artistas y escritores, censurados y sometidos culturalmente por el oscurantismo represivo.

 

En el empresario Nacional no conciliador, perjudicado por la introducción sin freno de mercaderías extranjeras producidas en masa y bajo costos, y perjudicado también por la política crediticia destinada a financiar la radicación de fuertes empresa extranjeras alas que se les brinda toda protección oficial. Esto a llevado en muchos casos a la transferencia directa de auténticas empresas Argentinas al capital imperialista favorecido por la subvaluación de nuestro signo monetario.

 

En las clases medias, afectadas por la dramática situación económica y el receso e inmovilidad económicas producidos por políticas antipopulares, además de estar presionadas por medidas accesorias de distinta índole (leyes de arrendamiento, limitación del crédito, etc.) y por la fuerte presión impositiva.

 

Y finalmente respecto del accionar del imperialismo, debemos decir que cuando sus intereses directos corren algún grado de peligro, no dudan de participar activamente en derrocamiento de gobiernos democráticos ni en invadir militarmente otros países. La historia del mundo es rica en ejemplos, pero particularmente la de América Latina, que desde la Política del Garrote norteamericana hasta Malvinas nos demuestra que no vaciló ni vacilará jamás en usar todos los recursos a su alcance para defender sus privilegios.

 

5- Expresión de la contradicción fundamental desde 1976.

 

Además de ser un realidad compleja, la contradicción fundamental en la Argentina es enormemente grave porque pone en cuestión la propia existencia de la Nación. Si hay algo que enseñó descarnadamente el proceso iniciado en Marzo de 1976 es que el sector antinacional de la contradicción principal en la Argentina no tiene escrúpulos en la propia destrucción de la Nación Argentina si ello es necesario para perpetuar su dominio y acrecentar su poder económico.

 

Esto quiere decir que no se trata de una simple pugna por diferentes orientaciones económicas, como si fuera una inocente discusión ideológica. Por el contrario, la ofensiva antinacional iniciada en 1976 fue una colosal arremetida en todos los planos. El objetivo de destruir a la Nación se dio en la economía, es cierto, pero también en la política, en la educación, en la salud, en la cultura. Y así como se logró desmantelar el aparato económico y productivo, también se hizo lo propio con el aparato político, con la organización gremial y empresaria, con la cultura Nacional y con la salud del Pueblo. Y hasta con la conformación mental, con el alma Nacional a la que se intentó vaciar del contenido tradicional, humanista, solidario y fraterno para hacerla competitiva, individualista, egoísta, inhumana. Todo lo que conforma una Nación, lo que hace una entidad diferente, que posibilita la realización de su pueblo, fue objeto de ataque despiadado. Hasta la historia que también se negó y distorsionó.

 

Por eso se prohibió la actividad política y estudiantil, desmantelando la estructura política del pueblo. Por eso se prohibió la actividad gremial de los obreros y empresarios Nacionales, impidiendo la defensa de los intereses legítimos del sector. Por eso se amordazó la comunicación social y por eso se ahogó la cultura, con la censura y la represión ideológica. Y por eso se pasaron a retiro decenas de cuadros de las fuerzas armadas que no coincidían con los Objetivos del Proceso llevando así a la práctica el totalitarismo más absoluto que conozca la historia Nacional. Detenidos sin proceso, desaparecidos, miles de compatriotas asesinados, centenares de miles de exiliados y un pueblo atontado, no son consecuencias no queridas: son un objetivo fríamente perseguido.

 

La doctrina monetarista de la Escuela de Chicago fue el andamiaje ideológico-económico, con el instrumento de la peste financiera; la doctrina de la Seguridad Nacional delineada por el Pentágono, fue el andamiaje ideológico-político; la doctrina del Eficientísmo y de la Subsidiariedad del Estado fue el argumento para destrozar la salud y la educación públicas. Todo en el marco de una negación del derecho de libre discusión, de polémica pública, de cuestionamiento libre a las medidas de gobierno, en síntesis, de negación del funcionamiento democrático que, en sí, es una trinchera contra todos los intentos antinacionales y antipopulares.

 

Cada aspecto de la realidad que analicemos nos muestra una expresión de la contradicción fundamental. En cada episodio de la realidad cotidiana vemos la proyección de ésta opción que enfrenta a la nación con sus enemigos, desde una decisión económica que aumenta las tasas de interés con el argumento anticientífico y caprichoso que deben acompañar a la inflación, hasta una cultural que fomenta determinado tipo de música comercial extranjera.


6- La estrategia del antipueblo.

 

El perder de vista la cuestión principal posibilitó que los radicales ayudaran a la oligarquía en el golpe del 55 y que los peronistas al golpe del 66. Ambos, por encima de sus justificativos parciales, actuaron sin comprender el tenor de la contradicción principal del país. Pero lo que es más grave, permitieron que a raíz de La historia nos demuestra, además, que la estrategia del complejo antinacional ha sido la de impulsar sistemáticamente la división artificial de las mayorías nacionales, las cuales, mas allá de sus diferencias parciales, están unidas por su contradicción básica e irreconciliable con el antipueblo. Así, el complejo antinacional a tendido a que los distintos sectores nacionales se enfrenten entre sí por problemas secundarios, perdiendo de vista el problema o la contradicción principal. Esto ha llevado a un debilitamiento de la cohesión solidaria entre los componentes de la Nación, lo que ha provocado que, por un lado, nuestro país no haya podido empezar un camino libre de crecimiento y prosperidad y por el otro que nuestros diversos sectores nacionales hayan hecho crecer tanto sus enfrentamientos parciales que han perdido de vista, históricamente, cual es el problema principal, dando erróneamente a los enfrentamiento internos el carácter de fundamentales.

 

Estas dos consecuencias son a su vez causas, porque a raíz de ellas se agrava el problema principal de nación- antinación. Ello pasa porque ante la falta de claridad de comprensión del problema fundamental del país por parte de sus sectores más importantes, esta desorientación y división artificial es aprovechada por importantes intereses económicos y políticos para avanzar de su situación de dominio y perpetuar la dependencia y desintegración Nacional.

 

La lucha que por años protagonizaron peronistas y radicales, por ejemplo, con tener sus justificativos parciales (contradicción secundaria), perdió de vista que por sobre ella debía existir una coincidencia fundamental entre ambos en cuanto a las pautas fundamentales del país que necesitamos. Esta afirmación no implica distribuir culpas sino hacer experiencia histórica, comprendiendo los errores que el campo popular cometió al antagonizar sus enfrentamientos intestinos. Ello dividió fuertemente al pueblo, a sus conducciones políticas, a sus clases sociales, y permitió que sobre ésta división cabalgaran quienes tenían intereses contrapuestos a los intereses de la mayoría de los Argentinos representados por el peronismo y el radicalismo. Estas actitudes equivocadas, se ahondaran la división en el seno del Pueblo, debilitando la fuerza de la Nación para defenderse de sus verdaderos enemigos.

 

7- Planteo básico de la estrategia del campo popular.

 

Por lo tanto, si el enemigo de la Nación ha intentado sistemáticamente imponer su máxima dividir para reinar, nuestra respuesta debe ser la unificación de las fuerzas que componen el campo popular, para realizar la Liberación Nacional, pues a la gigantesca y poderosa alianza del antipueblo, sólo se la podrá derrotar y vencer con una alianza social más poderosa e invencible: la que inexorablemente tomará el Pueblo Argentino.

 

Si bien tanto el campo popular como el antipueblo canalizan sus diversas formas de acción política por medio de sus expresiones partidarias, debemos comprender con claridad que no existe un partido o movimiento que represente a la totalidad del pueblo, ni movimiento, partido o expresión de cualquier tipo que represente la totalidad del antipueblo.

 

Asimismo, la vida política, tanto del pueblo como del antipueblo, no se reduce a sus expresiones partidarias. Así el pueblo expresa sus intereses políticamente también a través de sindicatos obreros, huelgas, movilizaciones, colegios profesionales, movimiento estudiantil, movimientos agrarios, organizaciones del empresariado Argentino no comprometido con la penetración imperialista y organizaciones de la intelectualidad progresista.

 

El antipueblo, a u vez, se expresa a través de equipos ideológicos que integran sus diferentes organizaciones, las organizaciones del empresariado entreguista y antinacional, de las organizaciones latifundistas de la oligarquía (Sociedad Rural) y de la gran prensa, y otros factores de poder.

 

Esto nos indica que no se debe esquematizar el análisis hasta concebir a la sociedad argentina en un maniqueísmo sin matices. Todo lo contrario, la sociedad tiene una riqueza dialéctica en expresiones parciales de la clase, en contradicciones secundarias, en circunstancias políticas supraestructurales y en innumerable motivaciones de orden cultural, moral, efectivo, ideológico, religioso y político que a veces desfiguran la clara visualización de la Contradicción Fundamental en una confusión que asiduamente es empujada por el antipueblo a través de los medios de comunicación masivos, domina, creando imágenes falsas, dando noticias distorsionadas o falseadas, etc.; a fin de fracturar el campo del pueblo enfrentando a las clases sociales objetivamente aliadas (por ejemplo, trabajadores y clases medias) parar trasladar el eje de discusión política ficticiamente de la verdadera opción Pueblo-antipueblo, a falsas opciones sobre las que perdura su dominación.

 

Por ello es indispensable identificar con una claridad absoluta cual es nuestro enemigo. No se trata aquí de una lucha contra fantasmas. Por el contrario, hay sectores perfectamente identificados, hay intereses y hay grupos sociales cuya existencia como tales es incompatible con la Nación. No asumir esta realidad significaría un error tan grave como peleamos por problemas secundarios.

 

Es así que el objetivo fundamental de nuestra estrategia debe ser unificar a todas las fuerzas que componen el campo popular en la sociedad argentina, radicales, peronistas, socialistas, trabajadores, empresarios, clases medias, hombres de campo, artistas, intelectuales, docentes, amas de casa, unidos también con aquellos militares que honren a San Martín y a Moscón, para luchar por la grandeza de la Nación y para derrotar a la peste financiera, a los intereses parasitarios externos e internos, para demostrar el esquema de poder construido por los grupos antidemocráticos, para defender el desarrollo nacional de los intereses monopólicos de las transnacionales, para erradicar definitivamente del cuerpo social las lacras de los militares- financistas o empresarios al servicio de intereses antinacionales, para que nunca más se ponga en duda en la Argentina el derecho a la vida, a la integridad física, a la libre expresión personal o por la prensa, el derecho de reunirse y de asociarse, el derecho a la seguridad personal, etc. y para lograr que las FF.AA. se conviertan en la fuerza armada de la democracia.

 

La contradicción principal sólo se superará, pues, venciendo a los enemigos de la Nación, logrando desmontar su funcionamiento como acumulación de sectores sociales y grupos de poder, instaurando un sistema político auténticamente democrático basado en la soberanía del pueblo y estructurando un modelo económico y cultural argentino asentado en sí mismo en lo fundamental, sin perjuicio de vincularse al mundo en lo accesorio.

 

Detectar con claridad a los enemigos nos maca el límite de nuestras alianzas y la diferenciación de nuestras luchas. Con el enemigo hay que luchar, con los aliados hay que concertar. No podemos concertar con la peste financiera, con la corrupción, con la violación de los derechos humanos, con el poder antidemocrático e ilegítimo, con el seguidísimo internacional. Con todo esto tenemos que terminar.

 

Pero a la vez, debemos conservar nuestras diferencias y concertar entre todos los sectores que componen la Nación. No puede haber más enfrentamientos antagónicos entre fuerzas políticas populares entre sí, ni entre civiles y militares comprometidos en la defensa de la Democracia, ni entre industria y campo, por ejemplo. Todos los conflictos que existe y se presentan en el seno del pueblo deben tratarse racionalmente, con predisposición al acuerdo, sin renunciar a legítimos intereses pero comprendiendo la subordinación de todos a la gran empresa nacional.

 

Por supuesto que estos problemas secundarios no pueden ser negados, como si no existieran. Proceder así sería peligroso porque estaría generando el crecimiento de esos problemas. De lo que se trata es de encararlos racionalmente, con la comprensión de su magnitud y con la necesidad de solucionarlos dentro del campo del pueblo por el sistema democrático.

 

Esa es la gran lección que nos da la patria. Nunca más debemos olvidar la diferencia de jerarquía que existe entre el gran problema nacional y los problemas secundarios.

 

El tratamiento de los problemas secundarios, la dinámica interna del campo popular o de la Nación es muy importante, porque es aquí donde debemos delinear el modelo de economía, de política, de cultura, de funcionamiento social. Aquí es donde debemos acordar las pautas de acumulación y de distribución del ingreso, de desarrollo económico inducido, las metas estratégicas en lo económico, en lo político, en lo cultural, en lo internacional. Aquí es donde se expresa aquella afirmación del comienzo de la gran complejidad de la contradicción fundamental en la Argentina.

 

8- Pasos fundamentales para resolver la contradicción principal.

 

Ahora bien, frente a esta gran complejidad es necesario tener perfectamente en claro ciertos requisitos fundamentales de la acción profundamente transformadora a llevar a cabo por el campo popular, acción transformadora cuya finalidad primordial debe ser afectar o atacar estructuralmente los intereses del sistema oligárquico imperialista del antipueblo y llegar a la destrucción de la oligarquía y el imperialismo como clases sociales actuantes en el país.

 

Una política popular quiere la construcción de un sistema económico cuyo móvil no sea el lucro ni el interés monopolista ni la especulación financiera, sino que éste destinado y motivado por la necesidad de producir los bienes económicos, espirituales, culturales y educativos requeridos por las grandes mayorías del pueblo Argentino.

 

Requiere realizar la Reforma Agraria a efectos de aumentar la producción agrícola y crear un mercado de consumo que permita el desarrollo industrial.

 

Requiere la nacionalización del comercio exterior a efectos de que el beneficio dejado por la producción del país se vuelque nuevamente al sistema económico nacional, favoreciendo el autentico desarrollo económico.

 

Requiere la nacionalización del manejo de divisas y de la banca, para utilizar el crédito como palanca de desarrollo.

 

Requiere la nacionalización del petróleo y todo el proceso desde la explotación hasta su comercialización, a efectos de racionalizar la explotación de acuerdo con las necesidades del proceso de desarrollo industrial.

Requiere con ese mismo fin y afectando similares intereses monopólicos, la ferrosa, etc., así como todos los resortes económicos estratégicos (transportes, comunicaciones, etc.)

 

Requiere así como éstas, toda una serie de medidas totalmente contrapuestas con los intereses oligárquicos e imperialistas, y cuya efectivización importará al triunfo del Pueblo Argentino sobre sus enemigos históricos, coaligados en una espúrea conjunción de fuerzas antipopulares. Aquí anunciamos apenas una síntesis esquemática de nuestras principales banderas de lucha.

 

Es el plano político, sin estado de sitio, debemos recuperar la vigencia irrestricta de la soberanía popular y del poder democrático. Debemos reinstaurar el respeto a los derechos humanos y las libertades públicas en su totalidad. Debemos reconstruir el sistema constitucional integralmente, descentralizando el poder, devolviendo al as provincias sus facultades, jerarquizando el Poder Judicial, prestigiando al Parlamento. Debemos reconvertir al hombre argentino en el pilar sobre el cual se asiente toda la estructura política de la Nación.

 

En el plano económico, debemos delinear un sistema que permita el crecimiento de nuestra economía nacional sin trabas externas sobre la base del autoabastecimiento de los bienes estratégicos (energía, insumos, tecnología, capitales), desmontando totalmente el sistema basado en las finanzas y el lucro parasitario. Debemos incentivar el trabajo productivo, defendiendo la producción nacional de la competencia externa y de los negociados con nuestra producción primaria. Debe retribuirse justamente el trabajo productivo, tanto del asalariado como del productor agropecuario, el artesano y el industrial nacional. El hombre argentino debe ser la base del funcionamiento del sistema económico, que debe estar a su servicio y subvenir a sus necesidades elementales que le garantiza la  Constitución: vivienda, alimentación, salud, vestido, educación, asistencia social, etc.

 

En el plano educativo debemos reconstruir el prestigio de la pública, base formativa para los ciudadanos iguales es derecho que requiere la democracia. Debemos lograr la reasunción por parte del Estado de su responsabilidad en la educación de los argentinos, comprendiendo que sólo la educación pública tiene la obligación y está en condiciones de alcanzar a los niños y jóvenes argentinos los elementos formativos que le garanticen la igualdad de oportunidades. La enseñanza pública debe ser la guía y conducción de la formación de los argentinos y debe ser totalmente gratuita en todos sus niveles.

 

Se debe poner en vigencia nuevamente todos los principios consagrados en la ley 1420, teniendo ordenada y gradualmente a la supresión del aporte del Estado a la enseñanza privada. En la Universidad se deben reimplantar los principios de la Reforma Universitaria de 1918.

 

En el plano de la salud, el Estado debe asegurarla a toda la población (cualquiera sea su condición social, económica, cultural) pues es un derecho social básico. Se bebe instituir una política nacional de educación física y deporte.

 

En e plano cultural, debemos promover el florecimiento de la cultura nacional, derogar y prohibir todo tipo de censura oficial o privada, apoyar los valores autóctonos en todas las artes, fomentar el conocimiento de las técnicas de expresión artísticas para las grandes mayorías y facilitar la llegada de obras y artistas al gran público. Debe apoyarse económicamente a los artistas para fomentar su actividad a la vez promover su difusión. Pero fundamentalmente, debemos comprender que la gran transformación cultural en la Argentina se logrará cuando el pueblo asuma la plena conciencia de su situación de dependencia (de la cual derivan los grandes problemas nacionales) y a través de actitudes concretas se convierta en el protagonista inexcusable en la resolución de los mismos. Para ello es fundamental que el Estado garantice que los medios de comunicación de masas estén al servicio de la democracia y no al servicio del antipueblo.

 

En el plano internacional, debemos recuperar el rol tradicional de la Argentina en América Latina, tendiendo a lograr la unidad del subcontinente en forma progresiva, en los órdenes económicos, político y cultural, así como en la educación de sus pueblos. Debemos tender a presentarnos ante el mundo como un grupo cohesionado y en el futuro como una sola nación con nuestros hermanos de ibero América, sobre la base de nuestros principios tradicionales de no intervención, defensa de autodeterminación de los pueblos, solidaridad con los pueblos del mundo que luchan por su liberación colonial o imperialista e igual jurídica de los Estados.

 

9- Conclusión. Carácter dialéctico de la Contradicción Fundamental.

 

            La contradicción fundamental de la sociedad argentina es, sintetizando, la que enfrenta al antipueblo (oligarquía, imperialismo, burguesía gerencial, etc.) que lucha por mantener su dominación sobre el Pueblo Argentino (trabajadores, clases medias, empresariado nacional no comprometido con el imperialismo) que pugna por su liberación.

 

La resolución de esta contradicción será lograda con el triunfo de las fuerzas populares, la destrucción de la oligarquía y el imperialismo como factores de dominación actuantes en el país y la realización de la Liberación Nacional que rompa los lazos de la dependencia y comience la construcción de un sistema político, económico y cultural independiente, como primer paso hacia la construcción de la sociedad del futuro.

 

En la sociedad del futuro, como en toda sociedad, también habrá alguna contradicción fundamental. Hemos enunciado aquí las generalidades de la contradicción fundamental en la Argentina actual. Pero también debemos ser consientes de que todo proceso social es dinámico y que las características de la contradicción cambian.

 

En la actualidad la contradicción principal tiene características nacionales. Una vez afianzada de la Nación y derrotados definitivamente sus enemigos, la contradicción principal tendrá otras características, otros problemas, otros actores, otra dinámica. Entonces definiremos la realidad nuevamente, detectaremos cuál será la contradicción, analizaremos los sectores sociales que lo motorizan y propondremos su solución.

 

Nuestra guía será la conformación filosófica del radicalismo: el respeto por la dignidad humana, la felicidad del pueblo, el bienestar para todos y la realización de una sociedad justa, libre e igualitaria. Buscaremos la solidaridad y la fraternidad, perseguiremos siempre la meta de la justicia integral y marcharemos tras el ideal de la igualdad de oportunidades para todos los hombres y mujeres.

 

Seguramente la contradicción principal será otra. Pero estudiando la realidad y actuando intensamente en ella podremos ir marcando el camino y recorriéndolo.

 

De nuestra resolución de la actual contradicción fundamental y de nuestro correcto tratamiento de las contradicciones secundarias dependerá que los problemas fundamentales de las próximas etapas históricas argentinas no tengan la gravedad que tiene el presente.

 

J U N T A   C O O R D I N A D O R A   N A C I O N A L

 

Frente Amplio de Jóvenes Radicales Santa Fe JR


NOTA: Este cuaderno es la primera reimpresión de la versión editada en Junio de 1983, sin corrección ni modificación alguna.